Plop!

Hay -los hay, cant deny- días en que caigo a la realidad ni como Caero, ni como Caín, ni como la pestecita más inocua y suelta de cuerpo que habita graciosamente el mundo anónimo de los microbichos que nadie investigó ni consideró lo suficiente como para llamarlo 'lactobacilus', ni como el plomo que es noble, ni como la diche, ni como Bono Vox, ni como un conductor nóbel clase A-1 que ríe y pregunta en su clase de manejo si con una cerveza "chk chk- ñac" encima está todo bien, ni como mi hermana bella y amable, ni como el conductor de la tele que cocina y cuya vida sexual me es un misterio, ni como Any ventura y el conjunto de certezas que sostienen la conciencia de Any ventura, ni como el adolescente de uñas pintadas que en mi época comería una milanga de soja, nini marshall menos que todo, menos que zero, menos que el aire pero tanto más pesado. Con el estupor horror del indefenso y un diccionario en la mano de palabras pseudoredentoras pero con promesas.


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